lunes, 26 de enero de 2009

Os Diables de Panti.

Empieza el año y con él la temporada de invierno, el hielo y todas estas cosas que llevamos los alpinistas esperando meses. El día de año nuevo me llama "el abuelo" para ver si me animaba a ir a Canal Roya a pinchar un poco de hielo, ¿ no es una pergunta un poco estúpida? ¡Pues claro que quiero!

Así que quedamos el viernes a las 5,3o de la mañana y hasta Biescas no teníamos nada claro eso de que íbamos a escalar pues estaba lloviendo... Cuando llegamos al parking hacía un par de gradicos bajo 0 a eso de las 9 de la mañana.
Iñaki ya era la tercera vez o así que venía a Canal Roya, y yo había estado escalando en este valle pero no en las cascadas y la verdad es que cuando llegué me gutó mucho. Iñaki me había advertido de la sobredosis de gente que suele haber por esta zona pero cuando llegamos solo había una pareja de guardia civiles (creo que de Panticosa) que estaban escalando la que nosotros llevabamos idea, pero no era problema porque estaban en el segundo largo y llevaban buen ritmo y nosotros aún nos teníamos que poner todo.

La temperatura era la ideal 0º más o menos. Hasta ahora nunca había escalado muxho hielo que digamos pero vamos que me ví bastante mejor de lo que pensaba, ya que la última vez que escalé en hielo acabé destrozado. Le dije al abuelo que si no le importaba le tirara de primero y depende de cómo me viera ya le tiraría yo.
La vía sale IV, esto es que tiene una pendiente costante entre 80/85º. El primer largo tiene unos 30 metros en los que Iñaki se defiende bastante bien y cuando está todo preparado para que suba yo, voy jopando sin pensarlo borracho de ganas. Me veo muy bien quitando los tornillos y los antebrazos y gemelos no se me están cargando así que si nada falla el siguiente largo es mío, pero cuando llego a la repisa de la reunión me da un blancazo de puta madre y no me puedo ni mover, me siento un poco en la nieve pero no hay manera de que se me pase y tomando un poco de chocolate con nieve, ya que solo no me entraba y esperando un cuarto de hora tirado literalmente en la nieve se me empieza a pasar.

Iñaki insiste en rapelar ya que lo primero es lo primero y tiene razón pero la verdad es que me encuentro mucho mejor pero eso sí le tocara trabajarse otra vez el largo, pero no hay problema porque es un jabato, cuando me toca a mí subo ya sin problemas.
Cuando llegamos a la segunda reunión empezamos a maniobrar para el rápel, le tiraremos en uno de 60 y fuera y cuando me voy a pasar la cuerda por el reverso ¡se me ha congelado el mosquetón de seguridad), siempre llevo un ocho por si acaso pero justo la vez que lo necesitas, no está así que hay que recordar como se hacía el nudo dinámico.

Llegamos a eso de las tres del mediodía y aún nos pensamos si hacer Banana o alguna otra, pero...la verdad es que era tarde para empezar a escalar otra.

Así que comimos algo y me adelanté subiendo al collado porque Iñaki llevaba esquis y me iba a tener que esperar en el coche un buen rato pero conforme iba a bajando por las pistas no veía a este y cuando llegué al coche ( sobre las 17h) no había nadie, así que me acomodé un poco y a esperar, ¿ pero... qué podía haber pasado para que no estuviera ya aquí? Aún no sé la respuesta y ya han pasado algunas semanas de esto, Iñaki apareció por allí sobre las 17,30 y ambos pensábamos que al otro le había pasado algo ya que no nos habíamos visto por las pistas.
Habíamos pillado la peor hora y pillamos todo el tráfico de la gente que bajaba de esquiar, le ofrecí al abuelo ir a mi casa de Villanúa ir el sábado escalar el corredor norte del Pico del Águila pero me dijo que estaba muy cansado y que lo mejor era ir para Zaragoza a descansar.

1 comentario:

  1. Gracias por lo de jabato, he he. Pero luego me sacaste horas y horas en la bajada!!! tú sí que estás hecho un titán!!!!

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